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La Noche 2.21...

lunes, 30 de marzo de 2009

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Jorge Yáñez ( Veracruz )

Es de noche y la lluvia está lavando el lodo de las ventanas. La cocina sigue oliendo a cerdo recién frito. El perro estaba aquí antes de que empezara la lluvia. A ver si no se enferma. Voy a dejarle la puerta abierta aunque se empape esto. Con la luz apagada, así, aquí me quedo, sentado en la mesa, respirando la lluvia y oyendo el escándalo que hace en el techo de lámina de atrás.
Si tan solo tuviera una cerveza. Pero me da flojera bajar por el túnel de lámina. Es un misterio para mí. En el cuarto de atrás, que tiene el piso de tierra –y que ahorita se ha de estar haciendo lodo por la gotera—hay un hoyo forrado con lámina acanalada. Tiene una escalera de aluminio ahí metida, y baja uno y en el fondo del hoyo hacia un lado mete uno la mano y siempre hay una cerveza fría. Me lo dijeron desde que me dejaron la casa para que cuidara la milpa. Hay veces al medio día que hace tanto calor que sí bajo, la agarro y me la tomo pero me da algo de miedo no saber de dónde sale.
Ahí estás pinche perro, ve cómo vienes, no, no te vayas a… tu madre, ve, ya mojaste hasta la estufa. Abro el refri y toda la mugre del piso se ilumina. Saco una pata de pollo en mole. Toma, se la pongo en su plato. La saca y la pone sobre su mancha en el suelo. Ahh. No entiende. Me le quedo viendo pero ni me voltea a ver. Tiene pedacitos de mole coagulado en los bigotes. Luego no vaya a querer venirme a lamer.
Y sí, cuando me vuelvo a quedar clavado en la lluvia viene a que lo acaricie y me embarra el pantalón de mole. Le meto un empujón, Sácate por ahí. La mesa me lo tapa, no se a dónde se va. Ojalá mañana llueva todo el día porque no tengo ganas de pararme a arrancar hojas secas. Está fuerte, igual y llueve toda la semana. El ruido de la lámina de atrás me va a dejar loco. ¿Y el perro? Me levanto un poco de mi silla y lo veo que está cerca de la puerta lamiendo agua del charco que se está haciendo en el piso. Pienso, quién fuera tú.



Foto: Mariana Del Campo ( Veracruz )

Foto: Félix Cúneo ( Veracruz )

Foto: Inés Cázares ( B.C. Norte )

Foto: Germán Romero Mtz. (Veracruz)

La Noche 2.20...

lunes, 23 de marzo de 2009

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Jorge Yáñez (Veracruz)

El fondo de una cantina oscura. Frente a la puerta, afuera, el bosque.

La mesa de madera. Una especie de zumbido flotando en la obscuridad. Solo en partes iluminada la pared revelando que es azul óxido. El olor a humedad de cueva. Y helada. El piso de piedra.

Estoy descalzo. De la oscuridad aparece una mesera.

Tráeme una más.

Después de que la pido sigue avanzando lentamente hacia mí. Se detiene. Exhala el humo de su cigarro. ¿Tú de dónde eres? La verdad no tengo recuerdo, sólo los últimos 3 años. ¿Por qué? ¿Qué te pasó? No recuerdo. ¿Nadie te dijo? Nadie de por aquí me conoce. ¿Cuándo llegaste? Hace 3 años. ¿Cómo? Aparecí en el bosque, cerca de aquí. Realmente es obscuro este lugar, pero veo su piel y se ve suave. Su pelo corto, tasajeado, rojo; sus cejas negras. Más al rato va a haber sacrificio, onda yoruba. Señala hacia el fondo. Se va por la otra cerveza, sigue caminando por el pasillo, se la traga la penumbra. ¿De qué es ese zumbido?

Abajo hay un sótano, ahí asan a los cerdos. Todo ahí está iluminado con velas en candelabros de metal fijos a la pared y todo hacia arriba está chamuscado. La luz a veces entra directa por unos respiraderos que van hacia arriba, hacia la tierra, por ahí de las once, once veinte. De ahí en fuera todo arriba de donde llega la luz de las velas parece que se pierde en la penumbra. Ahí abajo, si uno sigue caminando derecho por el pasillo del fondo, está la orilla del lago. El pasillo es delgado, pero al mero final se abre en un lago. No sabes cómo, el techo se vuelve oscuro pero no puedes diferenciar en qué momento deja de ser la piedra y ya es cielo. De pronto hay estrellas, pero la obscuridad lo absorbe todo.

A lo lejos, una mujer parece caminar sobre el agua, cargando una piedra enorme. Es esbelta, y cargar la piedra no parece costarle ningún trabajo. Suelta la piedra de golpe. Se para en un pie sobre una de las ondas que hace la piedra en el agua. Se va equilibrada, parada sobre la onda. Se pierde en la oscuridad.


Foto: Félix Cúneo (Veracruz)

Foto: Inés Cázares (B.C. Norte)

Foto: Germán Romero Mtz. (Veracruz)

La Noche 2.19...

lunes, 16 de marzo de 2009

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Jorge Yáñez (Veracruz)

“Se me olvidó empacar lo del perro.”

“Se llama Paco.”

Chale, era lo último que quería yo escuchar. Era la una de la mañana cuando llegamos, había manejado todo el día, y Paco ya había vomitado el asiento de atrás del carro. ¿Dónde iba a dormir? El suelo estaba helado y, después de buscar no encontré un tapete ni en la sala de estar ni en la salita. Todo estaba realmente austero. A ver si no intentaba meterse a la cama entre nosotros.

Saqué todo del carro, llevé las maletas al cuarto, y fui a inspeccionar el baño –que tuviera agua— y la cocina—que no hubiera cucarachas muertas. Cuando regresé al cuarto, ella ya estaba dormida, y el perro estaba en la otra mitad de la cama, acurrucado sobre el cobertor. Con todo, yo no me quería tirar en la cama. Sabía que iba a dar vueltas y que probablemente la iba a despertar y, la verdad, mejor que se quedara dormida. Me di la vuelta para salir del cuarto y vi que Paco abría un ojo, sin mover la cabeza.

La luz de la sala estaba apagada. Así me quedé, viendo el bosque a través de la ventana. ¿Cómo se va a ver todo esto mañana cuando salga el sol? ¿Creo realmente que se va a destensar nuestra relación por pasar los dos solos aquí un fin de semana? Estoy tenso nada más de pensar en los dos días que vienen. Por lo menos Paco está aquí. Aunque le gusta mucho salir a pasear con ella.

“Paco” dije en voz baja y eso me sorprendió.

¿Cuánto tiempo llevaba ahí parado? ¿10 minutos? Para lo cansado que estaba de la manejada era mucho tiempo, y me estaba neurotizando ahí solo. Fíjate en qué hay enfrente, sal, camina, relájate. Abrí la puerta para salir al bosque y al cerrarla casi machuco a Paco. “Ey, qué bien que te despertaste.” Bueno, era un decir, realmente estaba medio dormido. Caminaba a mi lado como en automático, apenas y se detenía a oler la yerba. Yo caminaba lento, obviamente sin dirección. Hacia delante la luna dejaba ver una forma alta. Dos árboles se torcían y se enredaban en las copas. Una especie de túnel se formaba bajo la maraña. ¿Cómo le hacen los perros? Aunque seguí caminando al mismo ritmo, empezó a avanzar más rápido que yo hacia esas sombras. Volteaba y caminaba un poco hacia mí, y volvía a adelantarse, y así hasta que llegamos bajo los árboles.

“¿Te gusta?”

Me senté en la yerba húmeda recargado contra el árbol. El campo era una quietud total. La luna detrás de unas nubes apenas iluminaba el campo, y solo de vez en vez corría algo de aire y se oían las hojas de los árboles acariciándose. Cerré los ojos y
respiré hondo. Empecé a exhalar lentamente, conciente de cómo el stress se iba haciendo menor. Respira. Cuando exhalaba, me sacó de mi trance la lengua de Paco lamiéndome los ojos.




Foto: Mariana Del Campo (Veracruz)

Foto: Félix Cúneo (Veracruz)

Foto: Inés Cázares (B.C. Norte)

Foto: Germán Romero Mtz. (Veracruz)

La Noche 2.18...

lunes, 9 de marzo de 2009

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Foto: Mariana Del Campo ( Veracruz )

Foto: Félix Cúneo ( Veracruz )

Foto: Inés Cázares ( B.C. Norte )

Foto: Germán Romero Mtz. ( Veracruz )

La Noche 2.17...

lunes, 2 de marzo de 2009

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Foto: Mariana Del Campo ( Veracruz )

Foto: Félix Cúneo ( Veracruz )

Foto: Inés Cázares ( B.C. Norte )

Foto: Germán Romero Mtz. ( Veracruz )