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La Noche 3.5...

lunes, 20 de julio de 2009

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Foto: Cintia Durán ( Jalisco )


Ligia Donají Ramos Soto ( Veracruz )

Títere de luz

Al abrir los ojos una rodaja de luz circundaba la recámara. Después de hacer el amor buena parte de la noche, la lucidez brotaba demencial a pesar de las pocas horas dormidas. Te estiraste. Al levantarte de la cama, piernas y brazos eran resortes. Títere fulgurante, aire en el desayuno. El día fue como en el círculo polar, como las pilas que duran, duran, duran.



Foto: Félix Cúneo ( Veracruz )





Deisy Medel ( Veracruz )

Ha decidido irse. Lo decidió mientras estaba en la sala de espera de la clínica donde le harían un electroencefalograma. No hay más, debe irse. Si cuando salga el cielo es azul, debe irse. Si el océano es profundo, si la música es suave, no hay más, debe irse. Ve las fotografías, lee el libro, ¿por qué debería quedarse? El mundo gira, la gente llora…

Encontró su camino arriba mientras fumaba un cigarrillo… Ve las noticias, no cambia nada, un mediocre gana, un perverso pierde, un ejército sin patria gana otra guerra, un montón de gente despide a su rey, una niña llora, un amante escribe, un usurpador gobierna, un hombre mata, otro muere… No hay más, debe irse. No importa a qué lugar, debe irse, salir corriendo, echarse a andar, perderse en la vagancia.

En silencio acomoda un poco de ropa, cierra la puerta. Encontró su camino abajo, bebiendo una taza de té. Debe irse, dejar el hogar luego de tantos años de vivir en soledad.

No importa nada. Se va.





Foto: Martín Cuende ( Veracruz )



Daniela Rea Gómez ( DF )

Soñé con un barranco, soñé que me dirigía corriendo hacia él, en medio de un espacio vacío donde sólo se veían las rocas y el fondo, el fondo sin más fondo que los fantasmas de las nubes. Di un paso final, un paso que se quedó suspendido en el espacio antes de caer al precipicio, al infinito, al infinito porque cuando uno topa el fondo antes de llegar ya se sublimó hasta el infinito. En ese instante, en esa fracción de segundo antes de que la gravedad de la tierra me absorbiera, apareciste en el peñasco. Te agachaste, arremangaste tu camisa y me tomaste de la mano. Sólo dijiste mi nombre: Daniela.

El milagro, si hay milagro porque así decido llamarlo yo, no fue el rescate, ni salvarme de la infinitud, del reclamo de la tierra, no fue eso. En mi fondo, también hecho de nubes y precipicios, fue el saber que estabas ahí. No me salves. La tierra me reclama, yo no reclamo, sólo miro hacia tu presencia. Y hoy, al despertar, no recuerdo quién eres.



La Noche 3.4...

lunes, 6 de julio de 2009

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Foto: Cintia Durán ( Jalisco )
En memoria de Eduardo Camero




Deisy Medel ( Veracruz )


Corro.

Alguien me persigue, van tras de mí porque llevo un paquete, no sé qué es, lo tengo que entregar, ¿a quién? lo he olvidado... De día, de noche, el tiempo me come, viajo en taxi, en tren, autobús y...

Vuelo.

Sigo corriendo, al fin llego, entro a una torre, es como un faro, subo con cuidado pero las pinches escaleras se hacen cada vez más chiquitas, entre más subo más se estrechan, debo arrastrarme para pasar, todo es oscuro, el moho me mancha, el oxigeno escacea. Por fin se ve una luz...

Salgo.

Y resulta que estoy escalando una montaña de arena blanca a través de enredaderas, por suerte mis amigos están conmigo, pero el sol es muy fuerte, estamos muy alto, deslumbra, nos pega en la cara, irrita los ojos, agota.

Despierto.


Foto: Félix Cúneo ( Veracruz )


Ligia Donají Ramos Soto ( Veracruz )

En off

Con el torso desnudo se asoma por la ventana de su cuarto en el tercer piso de la caja de zapatos donde vive. La sirena de la patrulla es una fatalidad afortunada; si es algo aparatoso lo que sucede al final de la calle cerrada, bajará a inventarse una historia para mandar a la editorial hechizo para la que hace pocos meses escribe.
Casi un canto de sirena, la sirena.
A más de un año sin un trabajo formal, alimentándose de canapés fríos, agua y té en ocasiones, el desfasado cuerpo de universitario le viene bien. La vanidad le distrae un poco y le gusta verse en el espejo y posar y verse las costillas e imaginarse que el tiempo no corre y él tiene más expectativas que el resto de los desempleados con panza que conoce, porque su aspecto de muchacho así lo dice. Baja con la cámara desechable en la mano y una playera con hoyos en el hombro izquierdo. El trayecto de la puerta de su cueva al sitio del accidente es demencial, le hierve de supuestos el cráneo. Traga saliva un montón de veces.
En el lugar de los hechos, el cuerpo tirado sin vida sobre la calle es más bien flaco. Desgarrada la ropa, un solo zapato envolviendo el pie que supone, por la vista del otro, feo y huesudo. A unos metros la muchacha que gime extendida en el piso no termina de entender-supone-lo que acaba de suceder. Mariposa con el ala en fragmentos. Los ojos avellana supuran agua salada, confusos.
Se abren como por primera vez, azorados.
Se cierran enérgicos como clausurando el derredor.
Inmóvil y algo espectral, mira al cielo alejado y las lágrimas la deslavan y la reducen a una mancha púrpura, texturizada.
Su rostro nublado resulta más fotografiable, platica más cosas que el muerto que yace a distancia, con la mirada en off.
La bebe con la cámara y llega hasta él a él una carga de historias cuyo punto en común es lo bello de la tragedia.


Foto: Martín Cuende ( Veracruz )


Daniela Rea Gómez ( México, D.F. )

Instrucciones nocturnas para hacer un agua de limón:

1.-Tome un poemario de Manuel Vázquez Montalbán.
2.-Arranque la hoja del poema "Rodajas de limón"
3.-Lea en voz alta los versos:

"Rodajas de limón
zumos de sol, cálido
verano, se digieren
algas
lentas como ahogados
(...)
loco, triste se desploma el cuerpo
como en un poema sentimental
(...)
preferible que nos despierten
las sirenas
preferiblemente que húmedamente nos ahoguemos"

4.-Coloque la hoja del poema en una licuadora.
5.- Añada agua.
6.- Licúe y beba.

No es necesario colar ni agregar azúcar.