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La noche 23, final de la primera parte...

martes, 21 de octubre de 2008

 


Con estas dos últimas colaboraciones damos por terminado el primer corte de La Noche Proyecto, muchas gracias a todos los nocturnos que la hicieron posible...




Foto: Raúl Ortega (Chiapas)


Una noche glamorosa fuera de casa
Genaro Aguirre Aguilar

Por fin estábamos allí, haciendo cola para adquirir el ticket de entrada. Tantos relatos, tantos dichos habían ido cuajando con los años, que desde los días previos a nuestro arribo, sabíamos la visita era obligada.
La primera noche fue imposible, no sólo por el cansancio tras los cientos de kilómetros recorridos por carretera, sino porque sabíamos que ya estábamos donde queríamos, por lo que era cuestión de esperar la oportunidad. Esa vez, desde la ventana del hotel, la noche se revelaba citadina, cosmopolita, con sus calles atestadas de faros automotrices, de luces neón decorando la entrada de bares, restaurantes, cafeterías y todos aquellos rincones que se han convertido en iconografía propia de esta ciudad gracias al discurso cinematográfico, al arte pictórico y la misma industria de la moda.
De este lado, en la habitación, una mirada buscando, asimilando y recreando pasajes que se han ido anidando en la imaginación de quien, desde lejos ha sido admirador de su cine, de su gente y de todo aquello que tenga tintes de su cultura. Salir a cenar y confirmar parte de esos relatos añejados en el tiempo, por supuesto que supuso allanar el camino para lo que vendría más tarde; mientras, caminar por sus calles, embriagarse con su aroma, sentirse congelado por su frío, dejarse envolver por el glamour de sus tardes, era la dosis suficiente para ir tejiendo los anhelos.
No obstante, el clima comenzaría a jugar con el destino, pues al tercer día, para alguien de clima caliente el inclemente frío comenzaba a poner trampas en el camino. Aun con ello, estábamos claros: era ese día o nunca. Así que sin la sofisticación de su gente pero vestidos para la ocasión con bufandas y guantes, salimos a recorrer la ciudad, a echar un vistazo a los escaparates para terminar por degustar un buen almuerzo en un restauran hindú. Más tarde tomaríamos el metro.
Minutos después, parados como estábamos frente a ella, éramos diminutos seres en un presente colmado de historia y de ensueño. Cogimos los tickets, abordamos el elevador y conforme íbamos llegando al segundo nivel, el frío calaba hondo.
Una vez arriba, aquella noche revelada a los ojos, era la misma de otras ciudades, pero distinta por el poder simbólico de lugar. En un instante, estábamos en la cima del mundo, contemplando lo majestoso de una arquitectura urbana inspiración para otras tantas ciudades, con una perspectiva nocturna que permitía reconocer lugares lumínicos como nodos estratégicamente colocados en el interior de aquel manto nocturno.
Para cerrar con broche de oro, el corolario de aquella noche fue esperar que dieran las nueve para admirar el titiritar de aquella iluminación que en el 2000 arrancó el júbilo de los ciudadanos, quienes terminaron por reconocer que aún con lo costoso, la iluminación de la Torre Eiffel daría una belleza distinta a las noches parisinas. Y sí, algo tuvo de distinto aquella noche fuera de casa.

2 comentarios:

ks dijo...

HOLA me entusiasmo mucho saber de este proyecto suyo, yo estoy iniciando uno que tiene que ver con lo nocturno que no es precisamente lo mismo quela noche, sino mas bien los eventos que ocurren en ella o como ocurren estos eventos de manera peculiar gracias al manto protector de la noche, ojala le den continuidad.
K.S.Mosqueda

ks dijo...

...por cierto la idea surgio de una fotografia de Raul Ortega,de su trabajo sobre el movimiento Zapatista, me hizo pensar que de alguna forma la noche protege a quienes participan en este movimiento. De ahi que buscando mas de su obra encontre este sitio.