Daniela Rea Gómez (DF)
Efectos de la nota roja en mi cerebro.
Foto: Cintia Durán ( Jalisco )
Efectos de la nota roja en mi cerebro.
1.- Soñé que piloteaba un submarino azul, pero perdí las coordenadas y salí del océano para aterrizar junto a una gasolinera. Desde la ventada de un edificio cercano, alcancé a ver la explosión.
2.- Soñé que acuchillaba a un hombre, a quien no quise mirarle el rostro. Le clavé el cuchillo unas seis veces por la espalda hasta que su playera morada quedó roja de sangre. Pero él no murió y me persiguió por Avenida Universidad, me alcanzó y me clavó el cuchillo por la espalda tantas veces como yo lo había hecho. Antes de que me diera el sexto, morimos los dos.
3.- Soñé –una noche que puse debajo de mi almohada un floripondio para el buen dormir- que estaba en medio de un combate entre policías y narcotraficantes, cuyas balas eran pelotas y el campo de batalla el mar.
4.- Soñé que el mundo era un pez globo que me mordía el dedo gordo del pie.
5.- Soñé que estaba en la parada del microbús que va a la UNAM, cuando un hombre se acercó en su camioneta y me disparó con su 9 mm en el abdomen. No sentí el disparo, no salía sangre y cuando en un puesto de quesadillas me sacaron la bala, era un pedazo de nuez.
6.- Soñé que a Ana, mi amiga costurera, le picaba un botón.
2.- Soñé que acuchillaba a un hombre, a quien no quise mirarle el rostro. Le clavé el cuchillo unas seis veces por la espalda hasta que su playera morada quedó roja de sangre. Pero él no murió y me persiguió por Avenida Universidad, me alcanzó y me clavó el cuchillo por la espalda tantas veces como yo lo había hecho. Antes de que me diera el sexto, morimos los dos.
3.- Soñé –una noche que puse debajo de mi almohada un floripondio para el buen dormir- que estaba en medio de un combate entre policías y narcotraficantes, cuyas balas eran pelotas y el campo de batalla el mar.
4.- Soñé que el mundo era un pez globo que me mordía el dedo gordo del pie.
5.- Soñé que estaba en la parada del microbús que va a la UNAM, cuando un hombre se acercó en su camioneta y me disparó con su 9 mm en el abdomen. No sentí el disparo, no salía sangre y cuando en un puesto de quesadillas me sacaron la bala, era un pedazo de nuez.
6.- Soñé que a Ana, mi amiga costurera, le picaba un botón.
Foto: Cintia Durán ( Jalisco )
Deisy Medel ( Veracruz )
El amor, el amor… le baila a su sombra, le platica, le quiere, pero no le ve.
Sólo la música y Dios, y las plantas y ese cuarto amarillo, sólo ellos saben cuánto lo desea, con cada poro, con las uñas, con sus pestañas, con cada uno de sus cabellos oscuros y rizados.
Se mueve sensualmente, instintivamente, cuando es más mujer que nunca, más bella. Y sólo cosas inmóviles son testigos fieles, atentos: ¿Qué hombre se está perdiendo de ella? ¿Quién espera a que le baile? Quizá no la conoce, pero seguro la imagina.
La imagina y ella lo besa, ríe y sigue bailando, bailando de un lado a otro, por todo ese cuarto amarillo, a media luz, con la lluvia sonando afuera, con el viento entrando por cada rincón, ese viento meneando su cabello cuando su cabeza gira y va de arriba a abajo. Baila, baila… siente cada nota, cada golpe, cada cuerda de guitarra, con los ojos cerrados la voz de Jim Morrison le atraviesa todo el cuerpo: I light another cigarette , learn to forget… learn to forget… va lenta, flexión, rodillas al vuelo, sin mover los pies pero sí el resto de cuerpo, la música sube poco a poco por cada línea de las arterias hasta llegar a levantar sus brazos y sentirse realmente libre, presa quizá del sonido…
¿Quién con quien ella quiera bailar se lo está perdiendo? ¿Quién a quien ella le quiera bailar?
Foto: Félix Cúneo ( Veracruz )
Ligia Donají Ramos Soto ( Veracruz )
Jinetera
Bajo del taxi. La noche, maquillada como buena jinetera. Inica el recorrido: mi carne comanda. Sitio tras sitio, una mujer distinta se me adhiere, me pasa la mano por la entrepierna, ronrronea. Empujo a la última que ha logrado sacarme media hora de tragos y pretende luego sentarse sobre mis piernas. En mi pecho nada hierve, en mi vientre nada cambia. Subo a un taxi: la noche me ha fallado… Permanezco a la escucha.
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