Jorge Yáñez ( Veracruz )
Lo frustrante de los sueños es la velocidad con que se olvidan. Puede uno despertar del sueño más vívido, pensar que uno lo está recordando y por lo tanto ya es de uno, y a los dos minutos, aunque haya uno estado repasando los detalles, de pronto ya no está ahí. No recuerdo por qué venía corriendo de regreso a la sala de abordaje, solo que el avión estaba a punto de partir y que cerca de la sala las piernas me dejaron de funcionar. Ya no daba yo, como podía seguía arrastrándome hacia la puerta del túnel. Y los demás pasajeros no parecían tener prisa por abordar, y me veían en el piso como si fuera algo en una vitrina de un museo. Luego, obvio, se escuchó la risa de alguien.
Duermo con una libreta y una pluma sobre mi colchón. Alguna vez leí que tenía que ser un plumón, para poder escribir en la oscuridad. Sí he apuntado sueños, el concepto general. Pero al querer apuntar detalles que digo, Ay, qué bueno que me acuerdo de esto… ¿qué era? No logran pasar de esa alberca oscura al recuerdo y al lenguaje y al cuaderno. Aunque a veces, como ahora, al escribir sobre ellos días después, empiezan a venir detalles. Es el último vuelo que puedo tomar, llevo días en el DF (¿o Vancouver?) postergando la ida y ya no tengo dinero. Llegando a Veracruz voy a ir a un departamento chico. No tienen la viveza de la experiencia en bruto de los sueños, y al momento en que anoto tengo la certeza de que es un sueño recurrente, que lo he tenido varias veces y no lo recordaba. Esto último me hace dudar de los detalles que recordé.
Hay gente que parece tener una relación mágica con sus sueños: para ellos son imágenes de un oráculo. No ven sus sueños como un pequeño teatro del subconsciente sino como una manifestación de la realidad que se les metió bajo los párpados mientras dormían. Te llaman a las seis de la mañana para ver si estás bien, porque acaban de soñar que te morías. "¿Pero sí estás bien? ¿No necesitas nada?" Es frecuente que esas personas crean saber lo que quieren decir los sueños. Hace tres días soñé que se me caía una muela. Se me había ido moviendo poco a poco hasta que se desprendió, y con la lengua podía sentir la sangre caliente en la encía. Se lo estaba contando a un amigo y un cuate suyo que estaba escuchando: "Aguas, loco, eso es que se te va a morir alguien."
"Sí, ya he oído, puede significar muerte…"
"Sí, un familiar cercano."
Empezó a opinar un tercero que estaba ahí descansando: "Bueno, puede ser muerte, pero puede ser un cambio en tu vida. Significa que va a haber un cambio radical en tu forma de pensar o de vivir."
Por suerte mi amigo les hizo notar algo: "Par de putos."
Foto: Mariana Del Campo ( Veracruz )
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