Jorge Yáñez ( Veracruz )
Cuando me desperté en la noche, ella seguía dormida. Se escuchaba música en la casa de algún vecino.
Subí a prepararme un té. La música sonaba horrible pero me imaginé que quienes fueran estarían prendidos. Eran las 4 de la mañana. ¿Será que me pongo el pantalón y salgo a ver qué? Pero, ¿y si despierta? Perdí el celular, creo que en el taxi.
Salí a la noche y seguí la música. Era en el edificio de los balconcitos a cinco puertas de la mía. No conozco a nadie de ese edificio. O no sé si los vecinos de ahí me saludan y yo en mi despiste no sé que son los que viven ahí. No sería la primera vez. Entré y subí las escaleras. Siguiendo la música llegué al tercer piso. La puerta del departamento estaba abierta, había poca luz. Entré, no había nadie en la sala. La única luz venía de la cocina, pero al entrar solo encontré una mesa llena de vasos desechables rojos vacíos y botellas en las que no habían dejado ni un chorrito.
"¡Ey!" grité hacia el pasillo para hacerme oir sobre la música. Caminé hacia la puerta cerrada del fondo ¿Será el cuarto? Sí son deptos, ¿no? ¿O son oficinas? No, la alacena tenía Knorr. Empujé la puerta entreabierta de un baño rosa, la luz estaba apagada. Nadie. "¡Ey!" Toqué en la puerta del fondo. ¿Se habrán metido a coger los anfitriones y los invitados se fueron? Ninguna respuesta. Toqué otra vez. ¿Qué hago? ¿Apago su reggaetón y toco de nuevo? Me ganó lo cuzco, giré la perilla algo nervioso y poco a poco abrí la puerta con el ojo pegado al borde, intentando tapar con el cuerpo cualquier luz que se pudiera filtrar. Una cama destendida, pero no había nadie. Encendí la luz, me asomé bien: el cuarto estaba vacío. ¿Qué onda? ¿Quién deja la puerta de su casa abierta a las cuatro de la mañana?
Me senté en el sofá de la sala como a esperar. No sabía qué. Chale, dejé los cigarros en mi cuarto. Realmente me dieron ganas de fumarme un cigarro ahí sentado en la oscuridad, en una sala ajena, viendo el pasillo iluminado de las escaleras.
Pero pasaron cinco minutos y ya me habría yo fumado el cigarro y nadie llega. ¿Qué iba yo a hacer si llegaba alguien? Me paré y caminé hacia el estereo. Desconecté la clavija de la pared de un tirón y el reggaetón se murió. Pasaron unos segundos antes de que pudiera percibir el sonido de un carro pasando. Qué horrible es el reggaetón.
"¿Qué pasó?" alguien gritó. Escuché voces y empecé a escuchar pasos que bajaban de la azotea. Ja, nunca se me ocurrió. Mientras bajaba la escalera oí que entraban al departamento y que alguien gritaba "¡Juan! ¿Quién entró?"
La noche era silenciosa mientras caminaba hacia mi casa.
Foto: Mariana Del Campo ( Veracruz )
2 comentarios:
Me esta gustando mucho tu serie de los felixes!!! la parte oscura de tu ser se refleja, la parte independiente de tu ser sale a flote y la felicidad por este nuevo cambio es notable!!! yeah!
Gracias master, estamos sacándole jugo a la psique. Editando la locura con photoshop. Un abrazo man.
Publicar un comentario