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La Cuarta Noche...

lunes, 2 de junio de 2008

 


El primer amanecer del mundo
Héctor Cortés Mandujano

En el principio de los tiempos sólo existía el día, un día permanente. El sol, en su tarea cotidiana de alumbrarlo todo, un día —no pudo ser de otra manera, pues noche no había— descubrió un punto oscuro que no se iluminaba ni con sus más fuertes rayos.
Cada vez, insistente, lo alumbraba más y más. Y el punto seguía igual: oscuro, negro.
Un día, habían pasado muchos años, tal vez por tanta atención solar, quizá porque se sintió tan buscado, tan deseado, tan pretendido, el punto comenzó a flotar en dirección al sol.
Subió, en sentido inverso, por el lomo brillante de uno de sus tantos rayos. La llama de su montura se volvió sólo calor, cobijo. Un pétalo de suavidad.
Llegó el punto hasta un sol sorprendido, azorado ante aquella criatura tan contraria a su naturaleza. Pequeña sombra y enorme luz.
El punto lo acarició redondamente, completamente. El sol, que nunca había sentido caricias, de tanta emoción se opacó un poco, empalideció.
No supo qué hacer con tanta inquietud, con tantas nuevas emociones. Empezó a sentir los claroscuros del amor. El punto, allí, en sus brazos de fuego. Por eso, cuando el punto le dijo que tenía que volver a su hogar, el sol le pidió que se quedara a vivir en sus espaldas, en su parte menos brillante.
—Quédate, le dijo.
Y su palabra ardía.
Así lo hizo el punto, y con la luz más suave del astro rey, sin la claridad avasallante de su rostro ígneo, detrás del brasero supremo, empezó a crecer y crecer. Se volvió un punto enorme, “un sol adverso”. Se convirtió en una enorme sombra, en una extensa sábana negra. Un día fue tan grande como el sol. Y comenzó a desbordarlo.
Éste, empequeñecido por la pasión, que nos vuelve vasallos de nosotros mismos, le pidió quedarse a vivir allí, en su casa, es decir, en el cielo. Ella, antes un pequeño punto, ahora una enorme sombra, aceptó.
El rey sol le propuso ser la reina del cielo, su compañía eterna. Y la llamó por primera vez con su nombre: noche. Se unieron en un abrazo que pareció interminable. Y ese día no fue ni día ni noche. Es la única ocasión en la vida del planeta que nada hubo en el cielo, sólo un boquete incoloro y feo.
Pero el sol se volvió más brillante y la sombra más negra.
Después, el sol quiso mostrar al universo la belleza de su amada y sobre la tierra cayó una negrura absoluta, una noche fresca, recién bañada, que fue besada por su esposo en el primer amanecer del mundo.
Pasaron, ahora sí, días y noches. Y de ese amor nació la luna, quien tierna y con la luz pálida que el sol, su padre, le da prestada, apareció en los brazos de su madre, la noche. Luego, para que acompañaran a la bebé luna, los besos de papá sol, que son luz purísima, aparecieron con ella, bordados en el traje majestuoso de la madre.
Y así, felizmente, siguen hasta ahora.
Foto: Raúl Ortega (Chiapas)


Foto: Félix Cúneo (Veracruz)


Foto: Alexis Sánchez (Chiapas)


Foto: Isaac Aguilar (Veracruz)


La noche. Una cierta mirada
Genaro Aguirre Aguilar

Abro el blog que anuncia nuevas aportaciones y de pronto un zoom back enriquece mi perspectiva en un instante. Sobre un fondo oscuro, la imagen de una piragua a medio cubrir por un manto blanco yace fondeando en aguas que, en la quietud de la noche, dan paso al reflejo de una luna que apenas y se asoma en un cielo gris, aborregado que anuncia lluvia. Prácticamente imperceptible, un hilo sobre aquel horizonte encapotado, se engancha al borde de la luna, para resistir el peso de una aparente figura infantil.
La atmósfera que se recrea, deja en el ánimo de quien la ve la posibilidad de imaginar o recordar otras tantas noches, otras tantas lunas, otros tantos instantes en los que el telón nocturno clavó en el imaginario la posibilidad de tender un puente entre lo real y la inventiva del ser humano, no sólo del artista.
Y es que por cada hombre, hay una noche; por cada biografía personal hay un corazón nocturno itinerante; por cada aliento confeso, un tipo de oscuridad surca en los recuerdos. Es decir, prácticas de significación, de reinvención de la noche a partir de tácticas donde la imaginería humana se desborda. Despojada de su exclusiva condición de espacio/tiempo, la noche ha pasado a convertirse en ese lugar quintaesencia de la expresión cultural, donde lo psicológico, lo social, lo histórico pervive al amparo del neón o cobijado por el titiritar de las estrellas.
Nada como la noche para establecer grados de distingo entre el ser y estar en una ciudad o en el campo; nunca como ahora, la noche aprehendida construye sobre los cuerpos formas expresivas donde lo sexual, lo lúdico, lo erótico se manifiestan. Esto porque quizá como en ninguno otro momento del día, el hombre tenga en sus manos la posibilidad de reinventarse así mismo. Así lo ha venido mostrando desde su mocedad, pero sobre todo al cruzar el umbral de la adolescencia, donde la noche se conquista, se nombra, se construye; pasa de ser una frontera para convertirse en el lugar de la vitalidad emocional, en el territorio de lo permisible; allí donde las ganas, los deseos y el atrevimiento trastocan los órdenes institucionales, dando paso a la fértil imaginación de quien suscribe sobre el cuerpo del otro y el suyo propio, signos incandescentes de un presente que tiene como límites la propia geografía corporal.
Vivir la noche, es una experiencia lúdica, estética que puede ir del placer regocijante y mundano, a lo poético sublime si se observan los artilugios con que lo nocturno provee de alimento al imaginario colectivo. La noche libera pesadillas, constituye representaciones del miedo, pero también redefine los sueños, lo terrenal, lo verdadero. Nadie como ella para regodearse de lo “otro”, siempre al acecho para convertir cualquier cosa en una piadosa manifestación mucho más cercana al pecado de lo que se pudiera imaginar. Bienvenida sea pues la noche.

5 comentarios:

German Romero Mtz. dijo...

Hola,
aceptan colaboraciones externas a este grupo de fotografos?

saludos,
grm

Balam dijo...

Que alegría encontrarlos en la red. Felicitaciones, excelente página. No soy experto pero me ofrezco para hacer unas adapataciones al diseño de la página.
Saludos a las de 1100 km de la hermosa Tuchtlán.

Nocturno 1... dijo...

Claro, nos gustaría recibir una propuesta tuya. Muchas gracias.

Balam dijo...

Muy bien, solo dejenme desocuparme tantito, yo les haré llegar la propuesta. Saludos.

Nadia Carolina dijo...

Hola!
Felicidades. Por fin pude ver su página. Me costó muchísimo trabajo.
¡Casi lloré con el texto de Jimenita, qué crueldad!
Me gustó mucho la foto de Félix, de la novena noche: el hombrecito con el guante de látex. Imaginé cosas feas, así que se me despelucó el cuerpo.
Muchos besitos a todos, forman un ambiente muy agradable. Gracias.